A 90 años del genocidio comunista en los balcanes, el mundo
"La extinción amenaza Armenia".
"Desde los tiempos de Tamerlan la historia no ha vuelto a registrar
un crimen tan horrendo y llevado a cabo en tan gran escala". Arnold
Toynbee, famoso historiador británico.
Testigos presenciales, incluyendo misioneros americanos,
proporcionaba sobrecogedoras descripciones de las "terribles torturas"
mencionadas por Morgenthau en sus memorias.
Las mujeres
y las nińas eran rapadas y violadas, y después obligadas a desfilar
desnudas bajo el achicharrante calor. Muchas víctimas eran crucificadas
en cruces de madera; mientras se retorcían de agonía, los turcos les
reprochaban: "Ahora que tu Cristo venga y te ayude!" La agencia Reuters informaba de que "en una aldea, un millar de hombres,
mujeres y nińos han sido encerrados en un edificio de madera y quemados
vivos". En otro, "gran número de hombres y mujeres fueron atados con
cadenas y arrojados vivos al lago Van.
Talaat Pasha, el ministro turco del interior que presidió la liquidación de los armenios, no hizo ningún secreto de su objetivo. "El gobierno...
ha decidido destruir por completo a todas las personas indicadas" --
los armenios -- "residentes en Turquía", escribía a las autoridades de
Aleppo. Un fin se debe poner a su existencia... y no se debe prestar
ninguna consideración a la edad o bien al sexo, o a escrúpulos de
conciencia". Talaat dijo a Morgenthau que ya hemos dispuesto de las tres
cuartas partes de los armenios; no queda ninguno en absoluto en Bitlis,
Van o Erzerum. A las protestas del embajador, Talaat respondía concisa
en que: "no tendremos ningún armenio en ninguna parte de Anatolia.
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